Todas las plagas son contaminantes potenciales y, en muchas ocasiones, pueden transmitir enfermedades a los habitantes de una casa.
Un desagüe atascado, una grieta mal sellada, la acumulación de basura y alimentos en mal estado o una deficiente higiene constituyen, a menudo, la puerta de acceso para que insectos y roedores penetren en los hogares. Si se tiene en cuenta que estos animales transportan en su aparato digestivo, piel y patas, especies patógenas, que pueden depositar sobre alimentos y objetos de uso cotidiano, el riesgo para la salud de las personas es más que evidente.